Dejar de comer es tan dañino como hacerlo de forma abundante, y es aún peor en el paciente con diabetes
Tan malo es comer mucho como dejar de hacerlo, sobre todo en una persona con diabetes, pues la sobrealimentación eleva de manera importante la glucosa sanguínea y la falta de comida la reduce, es decir, se suscita la llamada hipoglucemia.
Así lo explica la nutrióloga y psicoterapeuta Luisa Maya Funes. «Cualquiera de los dos extremos trae consecuencias negativas para la salud, más aún si la persona padece diabetes y se alimenta compulsivamente o deja de hacerlo. El problema puede derivar por igual en falta de nutrientes o en obesidad».